El primero de los exploradores del Mar del Sur fue su propio descubridor, Vasco Núñez de Balboa. En octubre de 1513, 
unos días después de su descubrimiento y de tomar posesión del Océano en nombre de los «serenísimos reyes de Castilla«, se embarcó en canoa hacia unas islas a las que llamó Islas de las Perlas, nombre que aún poseen en la actualidad.
Desde esos históricos momentos, hasta que el gigantesco Océano (que ocupa un tercio de la superficie terrestre) fuera conocido en su totalidad, otros muchos exploradores lo navegaron incesantemente durante casi tres siglos.
Durante los siguientes 10 años el principal empeño de la Corona española fue el de descubrir un paso marítimo entre el Mar del Sur y el Océano Atlántico, ya fuera por una u otra vertiente.
Eso suponía la exploración de la costa americana que tiene 15.000
km en su fachada Oeste, desde el mar de Bering limitando con el Ártico por el Norte, hasta los márgenes congelados del mar de Ross, que limita por el Sur con la Antártida.
Muy pronto se planteó también la exploración de las islas del Poniente para acceder al mercado de la especiería, y así se irían sucediendo casi alternativamente los exploradores en ambos escenarios:
EXPLORADORES DE LA COSTA AMERICANA
Entre 1515 y 1518 Núñez
de Balboa, Gaspar de Espinosa, Bartolomé Hurtado y Hernán Ponce de León, lo navegaron en los bergantines que había construido el primero (San Cristóbal y Santa María de la Buena Esperanza). Exploraron las costas occidentales de las actuales Panamá y Costa Rica y descubrieron los golfos de Nicoya, Dulce y San Miguel, llegando hasta puerto Piñas. Durante estas exploraciones escucharon noticias sobre un gran Imperio muy rico situado en tierras mas al sur. 
Pocos años después, el 21 de enero de 1522, Gil González Dávila y Andrés Niño se hicieron a la mar con cuatro naves en las islas de las Perlas, con el objetivo de buscar el paso para la “Especiería”.
Dirigiéndose hacia el norte, se separaron en el golfo Dulce. Andrés Niño fue por mar y Gil González por tierra, llegando ambos hasta el golfo de Nicoya (Costa Rica). Decidieron entonces continuar hacia el norte; Andrés Niño puso rumbo noroeste, «tomando puerto» un mes mas tarde en lo que se llamó río de la Posesión (actual puerto de Corinto). Luego siguió la costa mientras buscaba una ruta marítima que comunicara el Pacífico con el océano Atlántico, descubriendo un golfo que denominó golfo de Fonseca, en honor al obispo Juan Rodríguez de Fonseca, en lo que hoy es Honduras y que aún conserva el nombre.
Desde ahí continuó remontando la costa del Pacífico en dirección norte hasta situarse a la altura del golfo de Tehuantepec, hoy parte de la costa mexicana, desde donde retornó al punto donde había quedado con Gil González.
Gil González Dávila por su parte exploró el interior desde el golfo de Nicoya, descubriendo el lago Nicaragua al que llamó Dulce y del que pensó que comunicaba con el Atlántico.
En 1522, Pascual de Andagoya organizó una expedición
hacia el Sur desde el golfo de San Miguel en Panamá, y bajando por la costa oeste de la actual Colombia, pasó la región del Chocó colombiano y llegó hasta el río San Juan, desde donde tuvo que volver.
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Casi simultáneamente a estas exploraciones, y siete años después del descubrimiento del Mar del Sur, a finales de 1520 la expedición española de Magallanes que había partido de Sanlúcar de Barrameda en septiembre de 1519, halló y cruzó por fin el pasaje marítimo hacia el Oeste en el extremo sur del nuevo continente, y no se detuvo hasta llegar a Asia atravesando por primera vez el inmenso Océano.
Su objetivo era llegar a las islas de las especias (Indonesia), por el 
lado opuesto al que ya lo había logrado Portugal. Por el camino descubrieron Guam y las islas Marianas. Luego, con el navío Trinidad al mando de Gonzalo Gómez de Espinosa se hizo el primer intento de tornaviaje a América sin lograrlo.
Estos hechos conocidos a finales de 1522 propiciaron una nueva estrategia: enviar expediciones de exploración que consiguieran retornar a América desde Asia, a la vez que se mantenía la búsqueda de un segundo paso interoceánico por una ruta mas cercana y menos peligrosa.
Así, durante todo el siglo XVI el Mar del Sur se convertiría en un mar totalmente español, donde sus navegantes y exploradores con sus bases en el nuevo continente, fueron prácticamente los únicos que se aventuraron a navegarlo tanto en dirección Norte-Sur como Este-Oeste; descubrieron, nombraron, cartografiaron y tomaron posesión de una gran parte de sus más de 25.000 islas.
Una segunda expedición se envió desde España con destino a Asia, casi tres años después de la vuelta de Elcano a España. El 24 de julio de 1525, partió desde La Coruña
la flota mandada por García Jofre de Loaísa que atravesaría el recién descubierto estrecho de Magallanes, y que además de explorar el nuevo Océano debería tomar posesión de Las Molucas. En esta expedición de siete barcos y 450 hombres iban dos de los más insignes marinos españoles, un jovencísimo Urdaneta y el propio Elcano que perdería la vida durante el viaje.
A los cuatro barcos que consiguieron pasar el peligrosísimo estrecho, una tormenta los dispersó y cada navío siguió un rumbo distinto. El San Lesmes (al mando de Francisco de Hoces) se perdió en el Pacífico, aunque antes pudo realizar la exploración de la costa oriental de la Tierra de Fuego y descubrir el cabo de Hornos en el terrible extremo austral del continente; luego probablemente alcanzó alguna isla del archipiélago de las Tuamotu. El Santa María del Parral (al mando de Jorge Manrique de Nájera) consiguió cruzar el océano y llegar a Mindanao. El Santiago (al mando de Santiago de Guevara) pudo navegar por primera vez en un viaje increíble de más de 10.000 km, desde el estrecho de Magallanes hasta la costa occidental de México, arribando finalmente después de dos meses al golfo de Tehuantepec. 
Finalmente, la nao capitana, la Santa María de la Victoria, primero al mando de Loaisa, después de Elcano y finalmente de Toribio Alonso de Salazar, cruzó el ecuador, navegó al norte de las islas Marshall, descubriendo el 21 de agosto de 1526 la isla Taongi (atolón Bokak) llamándole San Bartolomé. Después de explorar el área situada al sur de Mindanao alcanzó la isla Halmahera, en las Molucas.
Las siguientes expediciones de exploración del Mar del Sur por encargo de La Corona española partirían desde América, la mayoría desde Nueva España y otras desde el Perú.
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Ya desde principios de 1522, Hernán Cortés en Nueva España disponía de algunos buques construidos en la costa del Pacífico. De hecho, en su tercera Carta de Relación, fechada en Culiacán el 15 de mayo de 1522, manifestó tener noticias del Mar del Sur y haber enviado a algunos hombres para tomar posesión de aquellos territorios.
Tras recibir la autorización Real en 1523, construyó en Zacatula (Lázaro Cárdenas), el puerto de la costa pacífica más próximo a México, cuatro pequeños navíos: dos carabelas y dos bergantines. A mediados de 1524 ya estaban listos para hacerse a la mar. No obstante, hasta 1526 no se despachó esta armada al mando de su primo Diego Hurtado de Mendoza, para que recorriera las costas de Honduras y Panamá, y buscara el anhelado estrecho, aunque no lo encontraría.
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Al año siguiente el 31 de octubre de 1527, se envió la primera expedición a Asia desde Nueva España al frente de Álvaro de Saavedra Cerón
. Compuesta por tres buques de pequeño porte, construidos por Hernán Cortés y bautizados como La Florida, Santiago y el Espíritu Santo y con una tripulación de unos 110 hombres, partieron del puerto de Zihuatanejo. Después de casi 6 meses de navegación, solo un navío, La Florida, pudo alcanzar la isla de Mindanao en Filipinas después de haber completado la primera derrota del Pacífico entre México y Filipinas al norte del 
ecuador y haber descubierto la isla de los Reyes (probablemente Rongelapa) y algunas otras en el archipiélago de las Carolinas.
Pasó luego a las Molucas, donde en la isla de Tidore, próxima a la de Halmahera (Gilolo), el 30 de marzo de 1528 contactaron con gran emoción con Hernando de la Torre, uno de los capitanes de la expedición de Loaisa. Muy cerca, en la isla de Terrenate tenían ya los portugueses una fortaleza.
Repuesto del viaje, Saavedra realizó entonces el segundo y tercer intento de tornaviaje a Nueva España, después del fracasado de la nave Trinidad en 1522.
El primero, partiendo el 12 de junio de 1528 desde las islas
de las especias, con la nave cargada de clavo, pero esta fue desviada por los vientos alisios del noreste, que lo lanzaron de nuevo a las Molucas.
Al año siguiente lo intentó de nuevo navegando más al Sur después de recorrer la costa norte de Nueva Guinea (descubierta antes por el portugués Jorge de Meneses en 1526). Se dirigió entonces al noreste, en donde descubrió los grupos de las islas Marshall y las islas del Almirantazgo. También descubrió el grupo de las Schouten y otras islas del archipiélago de las Carolinas. 
Desembarcó en la pequeña isla de Eniwetok, desde donde prosiguió su viaje hacia el este, pero nuevamente fue sorprendido por los vientos, que lo llevaron por segunda vez a las islas Molucas, muriendo en la travesía.
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El 30 de junio de 1532, en este caso para explorar por primera vez el Pacífico norte, se hizo a la mar desde Acapulco una expedición de 53 personas al mando de Diego Hurtado de Mendoza con dos bergantines, el San Miguel y el San Marcos. Los barcos que iban bien provistos, pusieron rumbo norte y ascendieron por la costa de Colima, donde encontraron las islas Marías de las que tomaron posesión llamándolas Magdalenas.
El navío San Miguel, maltratado por las tormentas, emprendió el regreso y arribó a las costas de Jalisco, y el San Marcos, en el que iba Hurtado, tomó rumbo al norte. Jamás se volvió a tener noticias de ellos, aunque se supone que naufragaron en el litoral norte del actual estado de Sinaloa, pereciendo.
Entre tanto Francisco Pizarro en busca del Perú habia explorado el Mar del Sur entre 1524 y 1531. Una vez conquistado el Imperio Inca pronto se desarrolló un comercio regular que llevaba la plata del Perú hasta la costa de Panamá, desde donde se transportaba por tierra hasta el Caribe.
El 31 de octubre de 1533, Hernando de Grijalba, por orden de Cortés y para socorrer al desaparecido Hurtado de Mendoza en las costas de California, zarpó de Manzanillo capitaneando dos barcos (San Lázaro y Concepción) construidos en Salina Cruz. Grijalba se separó y perdió contacto con la nave que lo acompañaba, mandada y pilotada por Diego de Becerra y Fortún Ximénez. Descubrió algunas islas del archipiélago de Revillagigedo (islas Socorro y San Benedicto), tras lo cual retornó a la costa mexicana sin hallar a Hurtado de Mendoza, arribando a Acapulco en los primeros días de febrero de 1534.
En el otro barco, Becerra murió y Fortum logró llegar hasta la Bahía de Santa Cruz (La Paz).
Otra expedición aunque no exploradora, descubrió el 10 de marzo de 1535 unas islas a las que llamaron Galápagos, cuando el barco del obispo de Panamá fray Tomás de Berlanga se dirigía al Perú, donde llevaba un encargo del rey Carlos V para arbitrar en la discusión de los límites entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro.
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Al año siguiente en apoyo de Francisco Pizarro, se hizo a la mar la expedición de Hernando de Grijalva compuesta por dos navíos (Trinidad y Santiago), llevando provisiones desde Nueva España a Perú. 
Una vez cumplida su misión, el navío Trinidad volvería a México, y el Santiago con Grijalva al mando, navegaría hacia el oeste desde el puerto peruano de Paita en abril de 1537. Descubrieron algunas islas en las Line y las Gilbert y establecieron una marca de permanencia en el mar sin escalas ni avistamientos, antes de acabar el navío destrozado en aguas de Nueva Guinea. Los supervivientes fueron rescatados por el gobernador portugués de las Molucas. Su conato de volver a medio camino a Nueva España, no puede considerarse como un intento de tornaviaje desde Asia.
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Francisco de Ulloa en 1539, fue el primer europeo que exploró todo el golfo de California y recorrió ambos litorales. Hernán Cortés, que ya 
había organizado antes tres viajes, decidió enviar una cuarta expedición de exploración. Partiendo del puerto de Acapulco el 8 de julio a bordo de los barcos Santo Tomás (20 tn), Santa Águeda (125 tn) y Trinidad (35 tn), a la altura de las islas Marías se vieron obligados a abandonar el navío Santo Tomás, continuando en los dos buques restantes. Visitaron la abandonada población de Santa Cruz, conocida actualmente como La Paz (Baja California).
Alcanzaron el extremo norte del golfo de California el 28 de septiembre, en la desembocadura del río Colorado (que llamaron boca del río «Ancón de San Andrés»). Después de haber desembarcado y tomado posesión de las tierras de la Mar Bermeja, nombre que le dieron por el color rojizo de las aguas teñidas por el Colorado, salieron de nuevo al Océano abierto después pasar de nuevo por Santa Cruz y doblar el cabo San Lucas. El 5 de diciembre pasaron por bahía de Magdalena sin entrar en ella, al estar herido Ulloa, a causa de una escaramuza que sostuvo con los nativos. El 5 de abril de 1540 estando en la isla de Cedros, Ulloa envió una carta a Cortés en la nave Santa Águeda. El Trinidad por su parte continuó con la exploración, pero nunca más se supo de Ulloa y de su tripulación, aunque logró establecerse de forma definitiva que la Baja California era una península y no una isla como se pensaba.
El 9 de mayo de 1540, Hernando de Alarcón, 
al mando de una expedición de dos barcos, llevando como piloto a Domingo del Castillo, zarpó de Acapulco y navegó por el golfo de California. El 26 de agosto entró en el río Colorado por la boca del mismo y lo bautizó como río de Nuestra Señora del Buen Guía.
Al no tener noticias de la expedición terrestre de Vázquez Coronado que lo había acompañado, fondeó sus navíos y en unos botes navegó río arriba hasta llegar a la confluencia con el río Gila.
Al internarse tierra adentro, dejó unas cartas enterradas en un sitio que marcó con cruces, que fueron posteriormente encontradas por el sargento Melchor Díaz, a quien Coronado había dejado en Ures (Sonora) en compañía de 80 soldados. A finales de 1540, Díaz había partido con 25 soldados en busca de Alarcón, a quién no encontró, aunque sí las cartas. Hernando de Alarcón desapareció en el transcurso de esa exploración.
En 1542 Juan Rodríguez Cabrillo, fue elegido por el virrey Mendoza de Nueva España para continuar la exploración de la costa de California.
Cabrillo partió del puerto de Barra de Navidad (Jalisco) el 24 de junio en tres buques, acompañado por soldados, indios, esclavos africanos y un sacerdote, además de alimentos para dos años, animales y mercancías. Cabrillo, en el San Salvador, llegó el 5 de agosto a la isla de Cedros, y siguió costeando la península de Baja California y levantando mapas.
El 17 de septiembre llegó al puerto de Ensenada que nombró como San Mateo y el 28 encontró un «puerto muy bueno y seguro» (San Diego) al que nombró como San Miguel.
El 6 de octubre pasó por San Pedro (Puerto de Los Ángeles), el día 7 descubrió el archipiélago del Norte (hoy islas Santa Bárbara), el 9 pasó por Santa Mónica, el 10 por San Buenaventura, y el día 13 arribó a Santa Bárbara. Finalmente el día 17 
de octubre alcanzó punta Concepción, pero a causa de los vientos contrarios, las naves regresaron y se resguardaron en la isla de San Miguel.
Pasaron tres meses allí en espera de que finalizaran las tormentas de invierno, pero Cabrillo murió el 3 de enero de 1543 como consecuencia de una herida causada por una escaramuza con los nativos. El 18 de febrero, la flota enfiló nuevamente hacia el norte, ahora bajo el mando de Bartolomé Ferrelo. Con vientos favorables el 1 de marzo alcanzaron los 41°30’N, y se dio cuenta de un punto destacado en tierra al que, en honor del virrey, le dio el nombre de cabo Mendocino, cerca del límite norte del actual estado de California.
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Una nueva expedición de 370 hombres partiría el 1 de noviembre de
1542 al mando de Ruy López de Villalobos desde el Puerto de Navidad de Nueva España. El objetivo era encontrar el derrotero de vuelta desde las Islas de Poniente a las Indias, el tornaviaje. La flota compuesta por los navíos Santiago, San Jorge, San Juan de Letrán, San Antonio, la galeota San Cristóbal y el bergantín o fusta de remos San Martín, cruzó el Pacífico hasta las Molucas y por el camino descubrió tres islas de las Carolinas (Fais, Ulithi y Yap), así como ocho atolones de las islas Marshall (Kwajalein, Lae, Ujae, Wotho, Likiep, Wotje, Erikub y Maloelap).
Controvertida es la historia del piloto Juan de Gaytan de la expedición de Villalobos, que habría desembarcado en un desconocido grupo de islas, las que conforman el archipiélago de Hawaii, a las que denominaron Islas del Rey (Mesa, por la Montaña de Mauna-Loa,
Desgraciada (que coincide con Maui), Vecina, Los Monjes (hoy Kahoolawe, Lanai y Molokai), donde aún vemos colonias de focas monje. Como Farfana y Los Bolcanes, estan reflejadas en el mapa de Ortelius de 1587. Este grupo isleño nombrado en español, aparecerá en todos los mapas, originales y copias, hasta el siglo XVIII y era el que llevaba Cook en su cartografía.
El 2 de febrero de 1543 la expedición de Villalobos llegó a la costa sur de la isla de Mindanao. Luego a la isla de Leite la llamó Felipina (que posteriormente daría nombre a todo el archipiélago de las Filipinas, en documento de 24 de septiembre de 1559). Finalmente recalaron en las Molucas, dominio portugués consolidado. Una vez instalados, Villalobos preparó un navío para realizar el tornaviaje a Nueva España.
El primero de ellos (cuarto intento de tornaviaje) el de 
Bernardo de la Torre al mando de la nave San Juan de Letrán saliendo de la isla de Sarangani el 4 de agosto de 1543. Después de navegar por el estrecho de San Bernardino entre Samar y Luzón, descubrió nuevas islas como la actual Okinotorishima, posiblemente la isla Marcus (actual Minamitorishima) y algunas de las islas Bonin (Ogasawara), a las que llamó islas del Arzobispo, las islas Volcano y la isla de Iwo Jima. Pero el objetivo no se logró por los vientos desfavorables.
El segundo (quinto intento de tornaviaje) fue el de Íñigo Ortiz de Retes, que partió del puerto de Tidore el 16 de mayo de 1545 al mando de la misma nave San Juan, por otra ruta a la utilizada sin éxito por de la Torre. Varios días después de la partida, avistaron las llamadas islas Talud, cambiando
el rumbo hacia el sur y buscando corrientes propicias para marear en dirección a las Indias, avistando las islas nombradas como la Sevillana (Supiori), la Gallega (Noemfer), las Mártires (Schouten). Después de adentrarse por el estrecho de Japen, reconoció la costa norte de la isla de Nueva Guinea de la que tomó posesión, y a la que dio nombre en razón de la piel oscura de los melanesios. Después de arribar a las islas Kumamba y avistar islas volcánicas como Magdalena, Gaspar Rico, las Volcanes y las Barbada Caimana, tuvieron que volver debido a los vientos y corrientes contrarios.
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En octubre de 1553 zarpó desde la ciudad chilena de Valdivia la expedición de Francisco de Ulloa y Francisco Cortés Ojea, con dos naves de 50 toneladas. Esta fue la primera expedición que recaló al estrecho de Magallanes por su boca occidental, acontecimiento que sucedió en enero de 1554. Los buques navegaron por la costa occidental de Chiloe y el archipiélago de los Chonos y penetraron 90 millas en el estrecho de
Magallanes desde donde regresaron al norte.
El 17 de noviembre de 1557 Juan Fernández Ladrillero y Cortés Hojea exploraron en dos naves (San Luis y San Sebastián) de 450 toneladas, las islas a lo largo de la costa chilena desde Valdivia hasta el canal de Santa Barbara en el estrecho de Magallanes. Ladrillero franqueó la entrada occidental del estrecho y llegó hasta su entrada oriental, regresando después.
Entre 1563 y 1574, el marino español Juan Fernández, maestre del navío Nuestra Señora de los Remedios y experto en navegar por la costa occidental de Sudamérica, descubrió el archipiélago que lleva su nombre. Había encontrado una nueva ruta marítima navegando más alejado de la costa evitando la corriente de Humboldt, con lo que se acortaba a 30 días en vez de 6 meses, el tiempo de viaje de la ruta norte-sur entre El Callao (Perú) y Valparaíso (Chile).
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El 21 de noviembre de 1564, Miguel López de Legazpi dirigió una nueva expedición a las islas del Poniente, con un doble objetivo: tomar posesión de las islas Filipinas y hallar la ruta de retorno. Se hizo a la mar en el puerto de Navidad (Jalisco) en cuatro barcos y 450 hombres. Llegó a la isla de Samar el 13 de febrero de 1565 con tres naves, ya que el patache San Lucas de Alonso de Arellano se separó de la expedición y no volvieron a saber de él.
En el viaje Legazpi conquistó Guam, las islas de Saavedra (Mejit, Ailuk y Jemo, hoy islas Marshall) y las islas Marianas (escalando ahí), y tocó Samar el 27 de abril de 1565, levantando al poco los primeros asentamientos españoles.
Mientras, uno de sus capitanes Alonso de Arellano, que se había separado de la flota, emprendió el regreso a Acapulco (sexto intento de tornaviaje) y logró ser el primero en conseguirlo. Por el camino descubrió la isla Lib (islas Marshall), así como cinco islas (Oroluk, Chuuk, Pulap, Sorol y Ngulu) en las islas Carolinas.
El principal capitán de Legazpi Andrés de Urdaneta, sin conocer la hazaña de Arellano, zarpó de San Miguel, en Filipinas, el 1 de junio de 1565, y puso rumbo nordeste (séptimo intento de tornaviaje). Ascendió hasta el paralelo 40ºN, donde encontró la corriente de Kuro Siwo, que le llevó por el Pacífico hasta el cabo Mendocino, en California, y desde allí, costeando con rumbo sur llegó a Acapulco el 8 de octubre, tras haber recorrido 20.000 km en poco más de 4 meses. Urdaneta alcanzó fama universal por descubrir y documentar la ruta a través del Pacífico desde Filipinas hasta Acapulco, conocida como Ruta de Urdaneta o tornaviaje.
Con este descubrimiento se estableció el comercio del galeón de Manila que duró dos siglos y medio. Desde que al año siguiente el galeón San Jerónimo al mando de Pero Sánchez Pericón, saliendo de Acapulco en marzo de 1566, alcanzara en octubre las Filipinas, los galeones españoles cruzaron 
regularmente el Pacífico en viajes de ida y vuelta (hasta 1815), en lo que fue la ruta más larga de la historia hasta ese momento, y según algunos historiadores el origen de la globalización.
Un espacio de intercambio entre Asia y España, con América a mitad de camino, un puente entre tres continentes.
Pero no quedó todo ahí, en los años siguientes, hubo también relevantes exploradores españoles del Mar del Sur:
Álvaro de Mendaña de Neira (1567 y 1595), Juan Jufré (1576), Pedro Sarmiento de Gamboa (1580), Pedro Ortega (1580), Juan de Villalobos (1580), Francisco de Gali (1582), Pedro de Unamuno (1587), Juan de Fuca (1592), Sebastián Rodríguez Cermeño (1595), Isabel de Barreto (1595), Pedro Fernández de Quirós (1595), Sebastián Vizcaíno (1596 y 1602), Martín de Aguilar (1603), Bernaldo de Quirós (1606), Luis Váez de Torres (1606) y García de Nodal (1619).
Fueron navegantes españoles los que en menos de 100 años descubrieron, dieron nombre y cartografiaron los numerosos archipiélagos del Mar del Sur. Además de las islas correspondientes a la plataforma continental americana, los archipiélagos del Pacífico en Asia cuya capital era Manila y que en distintos momentos pertenecieron al Virreinato de Nueva España fueron los siguientes:
Filipinas, Marianas, Carolinas, Los Pintados (Marshall), Marquesas, Salomon, Nueva Guinea, Nuevas Hébridas (Vanuatu), Palaos, Santa Catalina (Gilbert o Kiribati), Nombre de Jesús (Tuvalu), islas Infortunadas (Tuamoto), San Juan Bautista (Pitcairn), Torres, Almirantazgo, Arzobispo (Bonin, Ogasawara), Volcanes (islas Volcano), y Santa Cruz. Los «descubrimientos” británicos del siglo XVIII en el Pacífico se harían con mapas españoles y portugueses.
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Fuentes consultadas:
La América española 
Una respuesta a “Exploradores del Mar del Sur”