El Camino Real de Tierra Adentro

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© U.S. National Park Service / Términos de derechos de uso : Dominio público / Fuente (Mapa del Camino Real de Tierra Adentro)

El Camino Real de Tierra Adentro, también conocido como el Camino a Santa Fe o Camino de la Plata, es el más antiguo y extenso del continente americano, con una longitud cercana a los 2.600 kilómetros de longitud, aunque no se trata de una vía lineal, sino de toda una zona de influencia que iba desde Ciudad de México hasta la ciudad de Santa Fe, en Nuevo México, EE.UU.

Partiendo de la Plaza de Santo Domingo en Ciudad de México, seguía por el actual barrio de San Ángel y se extendía por Querétaro hasta San Miguel el Grande. Desde ahí, se desdoblaba en dos ramales para evitar atravesar territorio otomí. En total atraviesa diez Estados mexicanos: México, Hidalgo, Querétaro, Guanajuato, Jalisco, San Luis Potosí, Aguascalientes, Zacatecas, Durango y Chihuahua y dos estadounidenses: Texas y Nuevo México.

Como tal, tuvo actividad desde mediados del siglo XVI hasta el siglo XIX. En su tramo central, se encontraban importantes yacimientos de plata, por lo que a esta parte del camino que comunicaba la Ciudad de México con estos yacimientos en Zacatecas se le llamó la Ruta de la Plata, o el Camino de la Plata.unesco_camino_real_de_tierra_adentro-scaled1000

La ruta completa tenía acceso a múltiples zonas y ciudades mineras de la Nueva España, productoras de plata y otros minerales, como lo eran además de Zacatecas, Pachuca, Querétaro, Guanajuato, Fresnillo, San Luis Potosí, Mineral del Monte, Chihuahua, Santa Bárbara y Parral , entre otras.

En este histórico Camino Real se encuentran hoy día, más de sesenta lugares de gran interés y belleza; ciudades, poblados, templos, monasterios, cuevas, hospitales, 169_historic el camino mapcolegios, puentes, cementerios, haciendas y ca­minos.

Ciudad de México tenía además Caminos Reales con Acapulco al Oeste, Veracruz al Este  y Guatemala al Sur.

El Camino Real de Tierra Adentro, fue trazado por los españoles para facilitar las comunicaciones con el  norte del Virreinato de Nueva España. Ello permitió tanto la exploración y las campañas militares, como los asentamientos, el comercio, y la evangelización de estos vastos territorios. Ejemplo de adaptación a la hostil naturaleza y de integración cultural y valores estéticos propios, estableció un complejo sistema económico y cultural y propició la construcción de ciudades, poblaciones, haciendas, presidios, hospitales, conventos y reales de minas derivado de la mezcla de diversas razas y culturas. Todas estas construcciones permitían además la defensa contra los chichimecas, principal obstáculo que enfrentaron los españoles en su  avance hacia el norte durante el siglo XVI. La plata además de atraer a los españoles, también lo hizo con otros europeos como portugueses, flamencos, franceses, italianos, ingleses y alemanes. Allí se encontraron con grupos indígenas mexicanos: tlaxcaltecas, otomíes, totonacas, y mayas; finalmente llegaron gentes de Asia, en su mayoría japoneses y negros procedentes de África; todo ello favoreció un mestizaje acelerado.zacatecas

La historia de este Camino Real comienza en 1546, a 600 km de Ciudad de México, cuando unos soldados españoles que acompañaban a unos misioneros, encontraron plata en la región de Zacatecas casi sin escarbar la tierra. La noticia produjo la primera fiebre de la plata en la frontera norte, tres siglos antes de la fiebre del oro en California. Pronto, se fundó una ciudad y 4 años más tarde, al comprobar la importancia de los yacimientos, nació el Camino Real de Tierra Adentro. La ciudad que se fundó, Zacatecas, llegó a ser muy rica; su catedral, levantada por la devoción de sus habitantes y el dinero de los mineros más poderosos, es una de las más hermosas de México.

El Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez. Foto de Alex Sánchez.

Pocos años después se explotaron las minas de Guanajuato y a partir de 1556, cuando se descubrieron las minas de San Martín en el norte de Nueva Galicia, nuevas expediciones fundarían los yacimientos que a lo largo del siglo XVI fijarían la ruta del Camino de la Plata:  Sombrerete, Chalchihuites, San Andrés, Mazapil, Nombre de Dios, Durango, Indehé, Mapimí, Avino, Santa Bárbara, San Pedro del Potosí y Pinos, por mencionar los más importantes, hasta concluir con la expedición que en 1598, dirigida por Juan de Oñate con el cargo de Adelantado, fundó el reino de Nuevo México.

Al norte de Zacatecas, a unos ochocientos kilómetros, se encuentra Chihuahua, nacida a principios del siglo XVIII por otro hallazgo argentífero. Desde aquí, se llegaba al río Bravo del Norte (río Grande) en un punto que los españoles bautizaron como El Paso. Cruzar el gran río era pasar de una provincia a otra sin salir del imperio. A este lado del río quedaba el reino de la Nueva Vizcaya, fundado en el siglo XVI por vascos que en aquella remota frontera tanto laboraron y sirvieron a la Corona de España y a sus intereses personales.

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A la otra orilla del río Bravo del Norte está Nuevo México. El río lo vadeaban los españoles con esfuerzo porque no había puentes. Y camino siempre al norte, con el río a su lado izquierdo, pasaban por Las Cruces, recorrían la jornada del Muerto, llegaban a Socorro y poco después a Alburquerque.

Las recuas, los carros y las espaldas de los mercaderes indígenas transportaron miles de toneladas de alimentos, ropas, herramientas, objetos suntuarios, libros, medicinas, etc., para mantener las poblaciones que en las minas tenían bruscos crecimientos y descensos como fenómenos migratorios, según fuera la calidad y la cantidad de plata extraída de las vetas. Con el desarrollo de regiones agrícolas próximas a las zonas mineras, fue más importante la demanda de los productos requeridos para la alimentación y la vida cotidiana de los españoles que, a pesar de la distancia, seguían trayéndose a cualquier precio aceite de oliva, especias, quesos de oveja, embutidos, así como telas finas (holandas y terciopelos), perfumes, joyas labradas e instrumentos musicales.caminoreal

De regreso a Ciudad de México, arrieros y mercaderes transportaban la plata quintada que por derecho recibía la Corona, así como la del pago de las mercancías vendidas y los envíos de particulares a sus parientes o socios en las ciudades de Nueva España o en España. Casi desde finales del siglo XVII hasta mediados del siglo XIX, la producción de plata en la Nueva España aportó al menos la tercera parte de la producción mundial, y en ocasiones, llegó a superar el 60 por ciento.

También transitaban el Camino, españoles empobrecidos, indígenas desplazados de sus comunidades o huidos del control de sus encomenderos y autoridades, vagabundos, charlatanes, tahúres, clérigos que decidían abandonar su estado y hasta ingleses sobrevivientes de naufragios; muchos trataron de encontrar en los asentamientos mineros una forma de ganarse la vida. Esas figuras trashumantes fueron tan habituales en los caminos y en las ciudades populosas que pronto se dictaron medidas para erradicar su presencia, a veces peligrosa.

Lo peor fueron las enfermedades y epidemias, que se difundieron a través del Camino de la Plata, a gran velocidad y enormes distancias. Desde su aparición en 1544, repetirán con fuerza inusitada sus efectos destructivos en 1576, matando a más de dos terceras partes de la población indígena que laboraba en las minas. Los viajeros y sus pertenencias fueron portadores de esa terrible amenaza que a lo largo de los siglos XVII y XVIII siguió manifestándose.

Cuando la corona española decidió no abandonar la provincia de Nuevo México, ruinosa en todos los sentidos, sino mantenerla por razones de no desamparar a los indios ya cristianizados, el virreinato de Nueva España organizó un sistema para abastecer regularmente las misiones, presidios y ranchos del norte. Es la llamada Conducta, caravana de carretas que partía cada tres años de Ciudad de México con destino a la “tierra de frontera”. Iniciaba el largo y dificultoso recorrido de seis meses tras la época de lluvias.unnamed

En el convoy viajaban comerciantes, mineros, pobladores españoles e indígenas, esclavos,  frailes y soldados de escolta, así como múltiples artículos: plantones, semillas, muebles, instrumentos musicales, vestuario, papel, tinta, etc. A la retaguardia seguían ovejas, caballos, vacas, cerdos, cabras y el resto de muestrario de la ganadería española lista para ser transportada al septentrión hispano. A la vuelta, los carros cargaban vino, productos agrícolas, pieles de bisonte, mantas y otras mercancías de Nuevo México, que eran vendidas en la famosa feria anual de Chihuahua, y más adelante acopiaban plata procedente de las minas del Parral, Guanajuato y Zacatecas.

Todo este surtido humano y material viajaba a bordo de treinta y dos sólidos carretones de cuatro ruedas tirados por bueyes, con toldos arqueados y capaces de transportar dos toneladas de carga. Los bueyes, aunque menos espantadizos que las santafe-nuevomexicomulas, eran más lentos y se desenvolvían peor en terrenos lodosos y en fuertes pendientes, lo que hizo que paulatinamente los trenes de carros fueran reemplazados por recuas de mulas manejadas por arrieros que redujeron el tiempo de viaje a cuatro meses. Una vez arribaba a Santa Fe, se distribuía por ranchos, pueblos, misiones y presidios del territorio español de frontera.

El Camino Real de Tierra Adentro tuvo su propia camino real de tierra adentroy extraordinaria épica, pues no en vano atravesaba tierras muy inhóspitas y plagadas de incertidumbres. La primera parte al cruzar Querétaro y Guanajuato era agradable, pero más tarde se adentraba en los páramos desérticos de Zacatecas y Chihuahua. Finalmente se cruzaba el Río Grande, y solo restaban los arenales de Nuevo México, hasta rendir viaje en Santa Fe.

Los riesgos eran grandes. A veces se producían grandes crecidas de los ríos del camino, como el Nazca, que obligaban a la caravana a esperar durante semanas hasta que el río fuera vadeable. Peor aún eran las sequías extremas, muy frecuentes en esas tierras desérticas. Viajeros y animales se aprovisionaban regularmente de agua en las fuentes naturales u ojos de agua (así se les llama todavía hoy en los Estados Unidos), pero a veces quedaban en seco, condenando a la comitiva a la sed y el racionamiento. En este sentido era especialmente temida la travesía de la llamada Jornada del Muerto, jornada del muertoen Nuevo México, cien kilómetros sin un solo manantial, que ponía al límite la resistencia de los viajeros.

Y más temido aún por las familias viajeras fue el peligro de los asaltos, porque abundaban los asaltantes. Desde la capital mexicana hasta Zacatecas había bandas que vivían de los asaltos a la caravana, a pesar de que estas marchaban protegidas por patrullas de soldados.

No obstante, el peligro mayor se instalaba más allá de Zacatecas, en los inmensos desiertos del norte de México, el hábitat de las tribus indias hostiles a España, cuyas depredaciones sembraban un terror profundo entre las familias que viajaban a la tierra de frontera en busca de una vida mejor.

Los Chichimecas, cazadores-colectores, nómadas temporales, recorrían grandes extensiones en busca de los alimentos que aseguraran su subsistencia. No sólo resultaba difícil identificar sus campamentos y sus características culturales, sino además fue imposible reducirlos rápidamente, como ocurrió con los indígenas en el Valle de México o en el sur.

Eran hábiles y feroces guerreros que dominaban con gran maestría el arco y la flecha, con un conocimiento profundo de los territorios donde habitaban, y sobre todo, habían desarrollado una impresionante capacidad para sobrevivir en las condiciones más difíciles que ofrecía la naturaleza.  Las noticias que recorrían las villas y ciudades de toda la Nueva España, sobre todo a partir de 1550, eran los continuos ataques de los chichimecas a los viajeros que transitaban por los escasos y desprotegidos primitivos caminos.

Los indios Sin títulose hacían invisibles a la guardia de la comitiva, la seguían y vigilaban desde lejos, esperando con la proverbial paciencia india el momento adecuado para el ataque. La caravana, llegada la noche colocaba en círculo las carretas con las personas dentro, e instalaba guardias en el contorno durante toda la noche.

Pero siempre había algún descuido, alguna debilidad, y entonces los indios daban el golpe, siempre de noche. Su objetivo primordial eran los caballos, y gracias a estas rapiñas consiguieron hacerse con grandes manadas, convirtiéndose más tarde en insuperables jinetes.

Pero no solo robaban caballos. Cuando la ocasión era especialmente propicia se atrevían a introducirse en una de las carretas y apoderarse de mujeres o niños, deslizándose con ellos en la espesura de la noche. No fueron escasas las historias de mujeres y niños arrancados de su cultura y obligados a incorporarse a una tribu india. Hubo casos de niños adaptados tan intensamente a sus nuevas familias, que acababan por renegar de sus orígenes y se convertían en unos indios más.

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Presidio La Bahía en Texas

Muy pronto se inició una guerra «a fuego y a sangre» para combatirlos. La estrategia de los españoles para detener los ataques a las caravanas fue colocar guarniciones militares en el Camino Real, construyéndolos de forma paralela a las fortificaciones prehispánicas.

Así, el recurso de fundar presidios y misiones fue relativamente útil para enfrentar a los indígenas y proteger a los viajeros y los envíos de plata a las cajas reales de la Ciudad de México pero menos para convertir al cristianismo a los chichimecas. Los pobres resultados se explica por ser una guerra de subsistencia que no admitía soluciones intermedias precisamente por la naturaleza y peculiaridades de estos grupos.

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San Luis Potosí

Por el Camino de la Plata salieron 400 familias tlaxcaltecas a poblar siete puntos dentro del arco de frontera para servir de ejemplo y enlace con los chichimecas: San Luis Potosí, Saltillo, Chalchihuites y Colotlán fueron los principales asentamientos surgidos de esas medidas, y quedaron bajo la custodia de una nueva figura militar que recorrió esos caminos: el protector de frontera, encargado de cuidar la paz en esas poblaciones y las rutas que las comunicaban.

El ejército virreinal, organizado en compañías volantes de caballería ligera, protegía a los viajeros, el ganado y las mercancías, tenían su cuartel en los presidios, que nunca fueron cárceles sino fuertes de planta más o menos cuadrada con muros de troncos y barro y unas torres en las esquinas desde donde mirar a lo lejos para divisar al enemigo. Los soldados españoles conocidos como «soldados de cuera», soldado de cueraporque para defenderse de las flechas de los indios vestían una gruesa casaca hecha de capas de piel y algodón. Ellos fueron la primera caballería de las fronteras de América del Norte, siglos antes de que apareciera el Séptimo de Caballería.

En los Estados Unidos de América, El Camino Real de Tierra Adentro fue el eje por el que penetró desde el Suroeste, todo el bagaje material y cultural de la civilización hispánica a lo largo de doscientos años.

Los actuales estados de Nuevo México, Arizona, Texas y Colorado, constituían la llamada entonces “tierra de frontera”, la parte más remota del virreinato de Nueva España, pero donde habitaban colonos, misioneros y soldados españoles, a los que era necesario proveer.

Hoy, el Camino Real de Tierra Adentro en territorio estadounidense tiene 646 km, y fue declarado en octubre del año 2.000, como National Historic Trail por el gobierno de los Estados Unidos. Tuvo un centro de interpretación en la localidad de Socorro, en Nuevo México, como reconocimiento al Camino por el que fluyó la cultura occidental al interior de Estados Unidos.

A cielo abierto, acompañados del sonido de las carretas, las voces de españoles, indígenas y negros, los viajeros del Camino de la Plata abrieron una de las rutas más grandes de América. Camino de ida y vuelta, de riqueza material y espiritual, dejó un legado que forma parte fundamental de la identidad de México.

Transitar completo el Camino Real de Tierra Adentro implicaba andar a pie o lomo de caballo por 2.600 kilómetros, gastar tres años en sus senderos o también dejar la vida en manos de asaltantes y chichimecas

En resumen, en un período de poco más de 50 años, las vías principales hacia el norte de México quedaron firmemente establecidas, teniendo como centro el Camino de la Plata, al punto de que su trazo a lo largo de los siglos siguientes fue empleado para establecer las rutas contemporáneas.el-camino-real_1_2

El 1 de agosto de 2010, el Comité del Patrimonio de la Humanidad de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), declaró El Camino Real de Tierra Adentro  como Patrimonio de la Humanidad.

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Fuentes consultadas:

http://old.fundacioncruzcampo.com/biblioteca/revista-blanco-y-oro/revista-blanco-y-oro-n%C3%BAmero-23/historia-el-camino-real-de-tierra-adentro.aspx

http://www.elimparcial.es/noticia/167257/opinion/

http://www.guanajuato.mx/gtomx/es/recorridos/item/el-camino-real-de-tierra-adentro

https://es.wikipedia.org/wiki/Camino_Real_de_Tierra_Adentro

http://www.amigosmap.org.mx/2013/05/29/el-camino-real-de-tierra-adentro/

http://www.losviajeros.com/Tips.php?p=997

http://www.mexicodesconocido.com.mx/camino-real-de-la-plata.html

http://www.visitadurango.mx/tierra_adentro

http://www.ngenespanol.com/el-mundo/culturas/15/05/6/el-camino-de-diversasepocas/

http://www.otromundoesposible.net/el-camino-real-de-tierra-adentro/

http://antonioheras.com/patrimonio_humanidad/america/index5029a.htm


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