Hernán Cortés en Cempoala


Entre abril y agosto de 1519, Hernán Cortés tuvo claro que podía conquistar el Imperio mexica y también la manera en como hacerlo. En esos meses cruciales se produjo su estancia en Cempoala, el territorio de los totonacas, en el cual por la información que recibió y por como se fueron produciendo los acontecimientos, pudo llegar a esa conclusión. Este es el relato de los hechos:

Después de salir de Tabasco por mar, el 12 de abril de 1519, ruta cempoalala expedición de Hernán Cortés continuó costeando hacia el noroeste, pasó la desembocadura del río Tlacotalpan y el 20 de abril llegó a la isla de los Sacrificios. Allí se orientó con unos nativos y al día siguiente ancló enfrente de la isla de San Juan de Ulúa (nombre dado por Grijalva, un año antes), a menos de media milla de tierra y cerca de la ciudad totonaca de Chalchicueycan, que es hoy el puerto de Veracruz (no confundir con la Villa Rica de la Vera Cruz, fundada más al norte en Quiahuiztlan, a unos 70 km). Se encontraban en las tierras de Cempoala.

A principios del siglo XVI Cempoala era la principal ciudad totonaca. Ubicada en una llanura cercana a la costa, unos kilómetros al norte del sitio donde se fundó la definitiva Veracruz,totonaca su población era de unos 30.000 habitantes. La región totonaca, el Totonacapan se localiza en la zona central del estado de Veracruz, ocupando también extensas zonas del estado de Puebla. En esa época la región era tributaria del Imperio mexica. A mediados del siglo XV, Cempoala y muchos otros centros costeros de Veracruz habían sido atacados y derrotados por el ejército mexica de Moctezuma I (1440-1469), que les impuso un elevado tributo de bienes y de víctimas para el sacrificio; les obligaba a enviar cientos de niños cada año como tributo para ser usados como esclavos y sacrificarlos según las necesidades. Este sometimiento a manos de los mexicas fue aprovechado por Cortés para forjar su alianza.

Antes de desembarcar la expedición en San Juan de Ulúa, se acercaron unas canoas en las que venían los recaudadores de impuestos del emperador Moctezuma. Conversaron en náhuatl a través de Malintzin e intercambiaron presentes. Al día siguiente, Viernes Santo, se dirigieron a la costa para desembarcar en tierra firme y tuvieron una buena acogida por parte de los totonacas, con los que también intercambiaron regalos.

Durante los siguientes días hubo más visitas de los representantes de Moctezuma, con un embajador principal llamado Teudile. Además de intercambiar regalos, los emisarios les suministraban abundante comida. También pusieron a disposición de Cortés nada menos que 2.000 criados. Los embajadores traían pintores, y dibujaban todo lo que veían con objeto de que el emperador fuera informado fielmente y viera como eran estos «teules» (Término náhuatl derivado del maya «tzules» que hacía referencia a entidades del inframundo).

El día 1 de mayo tuvieron otra entrevista con Teudile, que fue cuando le trajo dos ruedas, una de oro y otra de plata; la de oro de 2 metros de diámetro y 5 cm de ancho, con un peso aproximado de 16 kilos. Cuando se fue, aparecieron otros nativos de aspecto diferente a los mexicas, que habían estado aguardado la ocasión para acercarse a los españoles. La oportunidad se les presentó cuando los enviados del emperador se fueron. Entonces un pequeño grupo apareció de entre las dunas de la costa, y solicitaron (en una lengua desconocida, la totonaca) una entrevista con el capitán español. Hablando en náhuatl (a través de Malintzin, la intérprete), le transmitieron a Cortés la invitación de su señor para que visitara la ciudad de Cempoala.

Según Bernal Diaz del Castillo: «...su indumentaria y apariencia era diferente a la de los otros indios conocidos, traían grandes agujeros en los bezos de abajo, y en ellos unas rodajas de piedra pintadillas de azul, y otros con unas hojas de oro delgadas, y en las orejas muy grandes agujeros, en ellas puestas otras rodajas con oro y piedras, y muy diferente traje(…) que traían que los mexicanos que solían estar con nosotros«.

Estos mensajeros habían sido sido enviados por el soberano de Cempoala, Chicomecatl, invitando a Cortés a visitar su ciudad donde le daría información respecto a la hostilidad que, desde tiempo atrás, mantenían con Moctezuma y los méxicas. La ciudad de Cempoala se ubicaba a un sol de distancia y el término de su tierra estaba a medio camino en un gran río que hacía frontera con las tierras del tlataoni mexica.

Teudile acudió de nuevo con regalos y le comunicó que Moctezuma no podía recibirle y que su deseo eran que se marchasen de su tierra. Cortés le dijo que se quedaría hasta que pudiese verlo. Teudile retiró los sirvientes y desde ese día dejaron de llevarles provisiones.

Desde el desembarco frente a San Juan de Ulúa, la expedición de Cortés había permanecido en este primer asentamiento costero. Pasados unos días y no sin algunas diferencias entre los españoles, habían fundado provisionalmente el regimiento del futuro poblamiento con el nombre de Villa Rica de la Veracruz, con idea de ubicarlo en un lugar mas adecuado, ya que habían tenido varios casos de malaria. Mediante una pequeña expedición por barco encontraron el lugar idóneo mas al norte, a unas 40 millas náuticas, que se correspondía con la ciudad de Quiahuiztlan. Después de que se quedaran sin provisiones, decidieron trasladarse al nuevo emplazamiento.

El 7 de junio se pusieron en marcha, sabiendo ya, que en el camino pasarían por la ciudad a la que habían sido invitados, Cempoala. Envió por mar las provisiones y la artillería, y Cortés con el grueso del ejército marchó por tierra. Al entrar en la ciudad, se quedaron cempoalaadmirados. Conforme los soldados fueron avanzando, se asombraban al ver el trazo de sus calles y las grandes construcciones. Una multitud se congregó para ver de cerca a los extranjeros. Mientras, uno de los soldados de los que se habían adelantado, gritaba emocionado que la ciudad estaba cubierta de plata.

El entusiasmo de los soldados españoles fue refrenado por Malintzin, quien aclaró que eso que parecía plata no era sino yeso o cal, materiales utilizados para embellecer la ciudad. Los arqueólogos han encontrado que también utilizaban una argamasa hecha a base de concha molida, arena y agua que hacía brillar los muros.cortes-quetzalcoatl

Ciertamente había motivos de admiración por parte de los españoles, la ciudad estaba amurallada para proteger los edificios de las inundaciones del río Actopan y provista de un sistema de canales que constituían un auténtico vergel. Debido a la abundancia de recursos le darían el nombre de Villaviciosa y por su belleza la compararon con Sevilla.

Las crónicas de la época se refieren al señor de los cempoaltecas simplemente como el Cacique Gordo. Aunque su nombre no se cita (hoy se acepta que se llamaba Chicomecatl), es uno de los personajes más importantes pues es quien da la pauta para el establecimiento de alianzas entre Cortés y los pueblos sometidos por el imperio de Moctezuma.

Apenas entró Cortés en Cempoala, el Cacique Gordo (sin conocer bien las intenciones del extranjero) tomó la arriesgada decisión de quejarse de la opresión que su pueblo padecía. Necesitaba un amigo. Los aztecas les imponían altos tributos y cada año les arrebataban a sus jóvenes para el sacrificio o para el servicio doméstico en la gran Tenochtitlan.

Cortés actuó con cautela y demostró su gran sagacidad. Escuchó a los totonacas, no se comprometió, pero trató de dar la impresión de ser un hombre justo. Cuando dijo que nadie debería pagar tributo al emperador, los señores totonacas dieron por hecho lo que ya se decía de Cortés: que tenía grandes poderes (semejantes a los de los dioses) para oponerse a los mexicas.

Se alojaron cómodamente en la ciudad y permanecieron en ella dos semanas. Al partir hacia Quiahuiztlan, el señor de Cempoala ofreció cargadores y Cortés aceptó; desde ese momento  la expedición contó casi siempre con la ayuda de 400 cargadores nativos y muy rara vez tuvieron que llevar a cuestas sus equipos, regalos, armas, tiendas y camastros.

Al llegar a Quiahuiztlan, que se encontraba en una colina con vista al mar, Cortés instaló su campamento definitivo en la costa, enfrente de la aldea, habitada ancestralmente por los totonacas. Poco después fundó la ciudad tal y como habían quedado, con el nombre de la Villa Rica De La Vera Cruz, mediante la ceremonia apropiada. Era el 28 de junio de 1519. Se trazó la plaza mayor de la nueva villa, rodeada de iglesia, ayuntamiento, cuartel, matadero y la cárcel.  El nombre elegido fue para recordar el día desembarco de los españoles en aquella costa de tierra firme, un Viernes Santo. Después de esto y como el descontento con la situación continuaba entre algunos españoles, Cortés mandó destruir las naves, excepto tres, para evitar que éstos pudiesen volver a Cuba.

Al poco tiempo se presentó otro embajador de Moctezuma de mayor rango, Motelchiuh, y dos sobrinos del emperador. El tono había cambiado a más conciliador y ante la insistencia de Cortés, aceptaron que fuese a visitar al Emperador pero le recomendaron que lo hiciera sin prisas, lentamente por la dificultad del terreno y siempre con guías mexicas a lo largo del camino.

Cuando Cortés les dijo a los totonacas que eran libres y que ya no tenían que tributar a Moctezuma, tuvo como efecto que comenzase una latente sublevación contra los recaudadores mexicas y ocurrió además una escaramuza militar que profundizó en la rebelión. Había recibido una petición de ayuda, porque en la guarnición mexica de Tizapancingo, se estaba concentrando un ejército para reprimir la incipiente rebelión de los totonacas. Al pedir protección a Cortés, este fue en su auxilio y puso en fuga a los mexicas, tomando prisioneros; se los entregó al Cacique Gordo, con la condición de que respetara  sus vidas. Esta rápida victoria impresionó a los totonacas y tuvo como efecto extender la rebelión. Aumentó la confianza mutua entre españoles y totonacas y reforzó su alianza.

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Ante la religión nativa, Cortés actuó con energía. Ordenó el derrocamiento de los dioses en la misma ciudad. En un momento crucial, con los guerreros cempoaltecas a punto de atacar a los españoles, el Cacique Gordo (con lágrimas en los ojos) cedió y permitió que se derrumbaran los adoratorios. Para los totonacas ya no había marcha atrás.

Los cempoaltecas desempeñaron un importante papel al momento de iniciarse la conquista del Imperio mexica. Ellos, al ser los primeros en aliarse a Cortés, le mostraron cuál sería el procedimiento a seguir para conseguir el derrocamiento de Moctezuma. Cuando Cortés partió hacia el altiplano tomó la dirección de Tlaxcala. Fue con la intención (por consejo del Cacique Gordo) de establecer una alianza con uno de los más fuertes adversarios de los mexicas.

En estos 4 meses, Hernán Cortés había actuado con tres estrategias simultáneas. La primera para seducir y reprimir a los españoles descontentos. La segunda para aliarse con los totonacas y la tercera para confiar y atemorizar a los mexicas.

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Fuentes consultadas:

http://La conquista de México. Hugh Thomas

http://suite101.net/article/cempoala-primera-ciudad-aliada-de-hernan-cortes-a40713#.Vo5kcvl_Oko

https://sites.google.com/site/almenararevistasociologia/home/almenara-no-5—primer-semestre-2013/articulos-almenara-no-5/hernancortesylacondicionaxialdecempoalaenlaconquistademexico-tenochtitlan

https://es.wikipedia.org/wiki/Cempoala


3 respuestas a “Hernán Cortés en Cempoala

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